Cuando hablamos sobre café, casi siempre viene a nuestra mente el grano, la planta, la bebida, pero hay una pieza vital y crucial que nos ha llevado a descubrir sabores y texturas únicas. Estamos hablando de la máquina de espresso.
Sus orígenes no son del todo precisos, por un lado la fecha de 1901 salta situándonos en los aires de novedad que trajo la revolución industrial en Europa, a manos de Luigi Bezzara quien registró la patente, de un equipo, que como su nombre lo indica buscaba extraer una taza de café de forma exprés.
Sin embargo en una fecha previa, en 1822 se presume que Louis Bernard Rabaut fue quien hizo la primer máquina de espresso, y saltan más fechas y nombres; 1855 Edouard Loysel de Santais, 1884 Angelo Moriondo.
Quizá la imprecisión de la fecha se deba a que, hasta la llegada del siglo XX y la producción en masa de las cafeteras, esfuerzos individuales se fueron dejando de lado.
Pero lo que sí es una certeza es que por ahí de 1905 Desiderio Pavoni habiendo comprado la patente de “la maquina de espresso” lanzó la producción en serie de La Pavoni Ideale.
Esta belleza adornada por un par de pavoreales, tenía la peculiaridad de ser vertical a diferencia de la mayoría de las máquinas actuales.
Con una caldera grande, una redondeada y metálica figura, 1.5 bares de presión, el agua era bombeada al café y en aproximadamente 1 minuto, el espresso estaba listo.
Hechos históricos han ido intrínsecamente ligados a la máquina, la Primera Guerra Mundial, por ejemplo, tuvo los estragos que ya conocemos, y por consiguiente también afectó la producción de los equipos.
Pero cada adversidad lleva a la renovación y la máquina nuevamente evolucionó, y pasó de estar en vertical a los primeros modelos horizontales.
Después del estallido de la Segunda Guerra Mundial, y pese a las dificultades económicas que atravesaba Italia, fuimos testigos de un nuevo resurgimiento y la máquina de palanca vió la luz. Esto cambió lo antes conocido, probaba nuevos retos y abrió las puertas de todo tipo de innovaciones, la doble caldera, la crema dorada apareció y marcas como Faema, Gaggia, La Cimbali comenzaron la carrera en búsqueda de obtener el espresso perfecto.